Un arrebato le significó ayer al agente Nicolás de Montes de Oca la aprehensión judicial y llevó a que la Policía confirmara su pase a “situación pasiva”: sin cumplir tareas internas u acciones operativas. Hasta ese momento, el uniformado estaba en actividad y cumplía funciones administrativas, porque está vinculado con el crimen de Facundo Ferreira, de 12 años, ocurrido el 8 de marzo pasado en El Bajo, en la capital. El juez Facundo Maggio había rechazado que se dictara la prisión preventiva a él y al otro policía involucrado en la muerte del menor, Mauro Díaz Cáceres.
Fuentes policiales informaron que Monte de Oca habría sido señalado como autor del arrebato de una cartera a una mujer, en la ciudad de Lastenia, en el departamento Cruz Alta. El caso quedó en manos de la fiscala Adriana Reinoso Cuello, quien ordenó que el efectivo sea retenido en una dependencia policial. Adentro de la fuerza de seguridad, el sospechoso había sido reasignado al área de Logística. Esto significó que pasó de patrullar las calles a barrer y lavar motos y autos oficiales. “No tenía roce con la sociedad”, explicó ayer el secretario de Seguridad, Luis Ibáñez.
En la institución consideraron que este hecho delictivo en que está vinculado Montes de Oca ha sido, posiblemente, “la gota que colmó el vaso” de sus antecedentes.
“Gatillo fácil”
En la madrugada del 8 de marzo, Facundo había concurrido con su amigo Juan, otro menor, a observar las carreras de motos en la zona del parque 9 de Julio. Por razones que se investigan, cuando se desplazaban en una moto fueron perseguidos por los agentes Montes de Oca y Díaz Cáceres. Facundo murió de un disparo en la nuca.
Los agentes aseguraron que se produjo un enfrentamiento y que ellos respondieron el fuego. La familia ha insistido en que la muerte del menor se trata de un caso de gatillo fácil.
Luego, la prueba de uno de los acusados habría dado positivo en cocaína y en marihuana.